En nuestra vida diaria hemos llegado a "patologizar" el
término estrés. Hablamos de estrés reduciendo el término a las secuelas
negativas que puede acarrear el proceso de desadaptación. Pero, ¿Qué es el
estrés positivo y negativo?
-El estrés es la respuesta inespecífica del cuerpo a
cualquier demanda.
-La ansiedad es la emoción que surge ante una amenaza (real
o irreal).
-El distrés son las consecuencias perjudiciales de una
excesiva activación psicofisiológica (estrés negativo).
-El eustrés es la adecuada activación necesaria para culminar
con éxito una determinada situación complicada (estrés positivo).
El estrés puede ser positivo o negativo. Es positivo cuando
el individuo interpreta que las consecuencias de la situación serán favorables
para sus intereses. Por el contrario, si percibe que dichas consecuencias serán
desagradables o perjudiciales, el estrés será negativo. En ambos casos el
estrés produce cansancio, activación fisiológica, etc.; sin embargo, el estrés
positivo genera emociones positivas o agradables, mientras que el estrés
negativo produce emociones negativas o desagradables.
¿Qué es lo que hace que sintamos distrés o eustrés? La
diferencia está en la valoración que hacemos de la situación, de las demandas
que exige la misma y de los recursos que valoro que tengo para hacerle frente. Cuánto mayores sean las demandas de la situación y cuánto menores
sean los recursos del individuo, la sobrecarga será mayor.
El llamado estrés negativo afecta al 30% de la población y,
a la larga, puede causar perjuicios graves en la salud. Por ello es importante,
a la hora de mejorar el bienestar y llevar una vida satisfactoria, aprender a
pensar de otro modo, a interpretar las cosas que nos pasan a diario de un modo
más saludable y equilibrado.
Algunas estrategias que han probado ser eficaces para
gestionar correctamente el estrés (Fuente: Arco, López, Fernández, Giménez, Caballero,
Heilborn (2009). «Guía Psicopedagógica para Estudiantes y Profesores
Universitarios en el EEES». Ed. Universidad de Granada.):
1. Relájese. Realice actividades que le permitan renovarse
físicamente y psicológicamente: descanso, vacaciones, deportes y actividades de
ocio, técnicas de relajación…
2. Haga ejercicio. Las actividades física como caminar,
nadar o incluso limpiar la casa, el despacho… reparan nuestras fuerzas y nos
reaniman.
3. Mantenga una dieta saludable. Evite la automedicación y
el abuso de cafeína, alcohol y comidas.
4. Sea asertivo. Establezca límites, aprenda a decir «no».
Suspenda las actividades menos prioritarias.
5. Organice su tiempo. Priorice y estructure sus actividades
y expectativas.
6. Intente mantener expectativas realistas. Esperar
demasiado de uno mismo o de los demás, exigirse perfección o ser inflexible con
las prioridades puede generar mucha frustración.
7. Comparta sus emociones. Busque alguien con quien
conversar y exprese sus emociones, tanto la risa como la pena y la rabia.
8. Anticipe las situaciones estresantes y prepárese. Imagine
la situación y practique sus respuestas y reacciones para estar preparado (por
ejemplo, ante una reunión o una entrevista de trabajo).
9. Ordene su espacio personal. Limpie y arregle su despacho,
su mesa de trabajo… cambie su ambiente físico de modo que le ayude a trabajar y
a descansar mejor.
Por tanto es importante, mantener la calma, organizar el
tiempo, planificar una agenda realista y no agobiante, ocuparse de las
prioridades una a una y dedicar espacios y tiempos a las actividades
agradables, relajantes y sencillas.
Puede que con la llegada de las fiestas navideñas se
disparen los índices de ansiedad y estrés, pero el punto de vista con que
interpretamos cada situación es básico, pues cambiando la forma de ver los
conflictos podemos reducir el malestar y afrontar los problemas de otra forma.
Intenta enfocar las tareas y los problemas que surjan como
desafíos, y no como situaciones amenazadoras que disminuyen la seguridad en ti
mismo.
Desde Emeki te damos algunas recomendaciones que pueden
ayudarte a pasar unas felices fiestas:
·Duerme las horas necesarias. Tú cuerpo necesita descansar
para poder funcionar correctamente.
·Come equilibradamente. Disfruta de la comida y no engullas.
·Haz una lista de las cosas que tienes que hacer. Establece
prioridades y ocúpate de una cosa cada vez.
·Escucha las señales de tu cuerpo. Si estás cansado, tómate
un descanso, no esperes a que ya no puedas más para hacerlo.
·Comparte las responsabilidades. Si tienes muchas cosas que
hacer, pídele a otros que te echen una mano.
·Haz ejercicio. La actividad física te ayudará a combatir el
estrés y a sentirte mucho mejor. Puede ser suficiente darte un pequeño paseo.
·Realiza algún ejercicio de relajación, te ayudará mucho a
controlar la tensión de estas fechas.
·No intentes llegar a todos los compromisos si no puedes.
Recuerda que hay muchos más días en los que puedes reunirte con amigos y seres
queridos y pasar un buen momento con ellos.
·Controla los gastos. Compra de acuerdo al presupuesto
disponible, la Navidad no significa consumismo. Fomenta el trueque, el
reciclaje, los detalles hechos por ti, etc., pues tienen un valor sentimental
añadido.
·Evita las discusiones familiares y disfruta de las personas
que quieres, no estarán para siempre.
· Recuerda a los seres queridos que ya no están con alegría.